Buena alimentación contra el Covid-19
Sabemos que la evolución en la enfermedad de COVID-19, es dependiente de la capacidad inmunológica del paciente y de la carga viral de la cepa que contraiga. Se conoce que la tasa de mortalidad hospitalaria mundial es de 15 a 20%, pero en México es de 46%, que incrementa 75% si el paciente es intubado. De todos los protocolos terapéuticos, no se considera a la nutrición integral como alternativa de tratamiento para mejorar el pronóstico o evitar la muerte de los pacientes, pese a que se sabe que los pacientes con déficit nutricional se les ha asociado con un incremento en la mortalidad.

En este estudio se empleó un Sistema de Soporte Nutricional (NSS) con el objetivo de aumentar la supervivencia y reducir la mortalidad en pacientes con COVID-19, a través de un plan de alimentación que refuerce los puntos débiles en la salud de cada paciente.
Realizaron un ensayo clínico aleatorio, ciego y controlado, ingresando 80 pacientes (de 30 a 75 años, ambos sexos) y asignándolos a dos grupos de estudio: (1) “Grupo Control” (GC), que recibió la dieta hospitalaria calculada por el departamento de nutrición del hospital y tratamiento médico general para estos pacientes y (2) “Grupo de Intervención” (GI), que recibió dieta hospitalaria calculada por el departamento de nutrición del hospital, tratamiento médico general para estos pacientes y el NSS que contenía vitaminas, minerales, fibra, omega-3, aminoácidos, complejo B, alimentos funcionales y probióticos.
Se ogró comprobar que el GI aumentó significativamente la supervivencia y redujo la mortalidad en comparación con el GC. Además, el GI disminuyó la progresión a Asistencia Ventilatoria Mecánica (AVM) en un 10% en comparación con el control, redujo el periodo de intubación en 15 días y aumentó la supervivencia de los pacientes intubados en un 38% en comparación con el GC. También corroboramos que GI mostró una mejora en comparación con el GC en la disminución del oxígeno suplementario, reduciendo también el estado de riesgo al analizar la pruebas realizadas, se redujo el estreñimiento y mejoró el estado de ánimo verificado con la prueba PHQ-9. En el seguimiento posterior, tomando en cuenta el síndrome post COVID-19, mejoró la saturación de oxígeno significativamente.
En conclusión, el NSS aumentó la supervivencia y disminuyó la mortalidad en pacientes con COVID-19 en estadio III. Además, los pacientes que recibieron el NSS mejoraron clínicamente y redujeron las complicaciones que generan el síndrome post COVID-19.
Fuente: www.anahuac.mx/